Por fin se conoció el estado en el que encontraron a la diosa de Hollywood el día de su muerte.
¿Por qué años después se destapó esta incognita?
Así empezó la historia…
Alan Abbott y Ron Hast, dueños de la funeraria Abbott & Hast, fueron los encargados, el 5 de agosto de 1962, del levantamiento del cadáver de Marilyn, quien al parecer había cometido suicidio con sobredosis de antidepresivos. Ahora, después de 53 años, publican el libro Pardon my Hearse, donde por fin decidieron contar todo lo ocurrido aquel día, en el que los empresarios creyeron haberse ganado el cielo al pensar que la bella actriz luciría igual de hermosa como ellos la recordaban.
Marilyn, además de una gran estrella, fue un ícono y símbolo sexual, era el deseo de muchos hombres, e inclusive del ese entonces presidente, John F. Kennedy, con quien vivió más que una simple aventura. Ella tenía el don de conquistar y enloquecer a cualquier hombre, por eso fue juzgada y señalada hasta el final de sus días. Infortunadamente no pudo cumplir su más anhelado sueño, construir una familia feliz.
Desilusión y engaño fue lo que sintieron Alan y Ron al llegar a la casa de Monroe aquel día. Su belleza se había esfumado, y el ícono de la sensualidad de Hollywood sería solo un recuerdo. Tenía manchas moradas en la cara, el cuello hinchado y se encontraba boca abajo desnuda en su cama, inconsciente, agarrando el teléfono.
En una de las páginas de su libro dicen: “Hacía tiempo que no se teñía, ya que sus raíces eran oscuras y habían crecido alrededor de media pulgada. Su color natural del pelo era marrón claro, no rubio. No se había depilado las piernas desde hacía al menos una semana, sus labios estaban muy agrietados. También necesitaba una manicura y una pedicura. Estaba sin lavar, no era tan guapa ni glamurosa.
Era como una mujer de más edad, envejecida, que no ha cuidado de sí misma”. Pero esto no fue todo. Aseguran también que con tan solo 36 años, Marilyn no tenía dientes, usaba una dentadura postiza, y que además usaba pechos falsos para resaltar los suyos. Aún así, logró ser ídolo de muchas que quizá pisaron sus huellas y recorrieron sus pasos; como lo fue Ana Nicole Smith, quien murió casi de la misma edad (39 años) y de la misma forma. Siempre resaltó que sería el vivo retrato de Marilyn Monroe.
Esta es una de las imágenes de la aclamada actriz después de su muerte. Archivo particular.
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La mujer del vestido blanco, la rubia despampanante de cara perfecta y joyas preciosas, al parecer fue solo una ilusión óptica. Aun después de su muerte, el mundo esperó seguir viendo a Marilyn bella e impecable, pero de lo que no se percataron era de que a lo mejor, por fin, habían podido conocer a la verdadera Norma Jeane Baker Mortenson.
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